miércoles, 31 de julio de 2013

Tesoro preciado

Cuidar de la uva como si fuera un tesoro sumamente preciado… ése es uno de los principales objetivos de una bodega de vitivinicultura, que la hace crecer, la “mima” y obtiene de ella lo mejor para convertirla en algo aún más sublime: un vino de gran calidad.

Pero para llegar a este final impactante es necesario todo un proceso, que cada bodega determina para tener la mejor cosecha posible.

Alrededor del mundo hay varios lugares que son unos paraísos para cultivar vides, uno de ellos es San Juan, Argentina, que poco a poco se ha labrado un nombre en este arte, gracias a bodegas como Valcosta Estate, que, desde 2004 ha elaborado vinos y ya tiene sus propias líneas con el propósito de conquistar tanto el mercado local como el internacional, éstas son: Guala (Dinosaurio), Pétreo y Huellas.

Inspirada en las fantásticas formas del Valle de la Luna, que está situado en el norte de la provincia de San Juan y tiene formaciones geológicas de entre 180 y 230 millones de años de antigüedad, Valcosta Estate es un excelente exponente que fusiona la naturaleza con la historia de los dinosaurios.

De hecho, Guala (Torrontés 2011 y 2012, Bonarda 2011 y 2012, Malbec 2011 y 2012 y Cabernet Sauvignon 2011 y 2012) es el primer eslabón en la cadena evolutiva de Valcosta Estate y representa a los antiguos moradores del Valle de la Luna con su vino atrapante y lleno de actitud.

Por su parte, en Pétreo (Malbec 2011) convergen la experiencia y la dedicación; sin embargo, está hecho principalmente para disfrutar en un momento extremo, el cual se grabará en tu memoria y sentidos.

Y Huellas no podría quedarse atrás (Malbe 2011) con un torrente de aromas elegantes e impactantes sabores que, como magia, aparecerán en tu boca.

Un placer sin reglas

Cabe destacar que la vitivinicultura en San Juan se desarrolla principalmente en el Valle de Tulum, ubicado al pie de la Cordillera de los Andes y con una longitud aproximada a los 100 kilómetros.

Aquí, las Bodegas Callia están a una altura de más de 600 metros sobre el nivel del mar y su construcción fue todo un desafío, porque el proyecto debía dar nueva vida a una antigua bodega, diseñada de forma tradicional.

Y aunque se quiso modernizar todo, el nuevo diseño arquitectónico conservó la esencia de su origen, respetando sobre todo a la naturaleza.

Hay que destacar que Callia, que tiene vinos como Alta Shiraz Malbec 2011, Reserve Torrontés 2011, Grand Callia 2007 y Dulce Natural 2011, creó éstos para ser disfrutados en cualquier momento, sin reglas preestablecidas, y la clave de su éxito está en tres variables:

• Las tierras de San Juan, con su clima seco y temperaturas estables.

• El Shiraz, una cepa con gran variabilidad de estilo aromático.

• La continua búsqueda de satisfacer un paladar que desea vinos nuevos, jóvenes y placenteros.

Una herencia familiar

La finca del Merced del Estero, de 14 hectáreas, se sitúa en el extremo oeste del Valle de Tulum, y es cultivada por la familia Rodríguez desde 1897.

De hecho, a finales de la década de los 90 comenzaron una reconversión de sus viñedos, implantando varietales tales como Cabernet

Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah, Malbec y Tannat, preservando un viejo parral de Torrontés.

Con el deseo de transformar sus uvas en vinos de alta calidad, en el 2004 construyeron una bodega boutique de estilo colonial con capacidad de elaboración de sesenta mil litros, con la más alta tecnología.

Y vaya que han logrado destacar, pues en el VII Concurso Mundial de Vinos Malbec al Mundo 2012, desarrollado en Mendoza, Bodega Merced del Estero ganó la Gran Medalla de Oro con el vino Mil Vientos Criado en Barricas Malbec 2011, quedando en segundo lugar en la competencia general con 97 puntos entre más de 200 muestras de más de 100 bodegas de Argentina, México, Chile, Brasil, Ecuador y Uruguay.

Y aunque la bodega no está dentro de la tradicional ruta del vino, tiene tanta fama que diariamente es visitada por cientos de turistas, que pueden ser parte de degustaciones.

Más de un siglo de experiencia

Las características únicas de la tierra casi virgen y el clima continental (sin influencia marítima) que existen en el Valle de Tulum, en San Juan, hacen de la
Bodega Augusto Pulenta una de las más especiales.

El inicio de la historia de la familia Pulenta en Argentina se remite a 1902, cuando el matrimonio compuesto por Ángelo Polenta y su esposa, Palma, llegó a Buenos Aires. Ese mismo día, el apellido Polenta se transformó en Pulenta.

Luego de llegar a San Juan, en 1914 compraron su primera parcela y plantaron su propia viña… así empezó esta empresa familiar, que es una de las pioneras de la vitivinicultura Argentina.

Uno de los grandes orgullos de esta bodega, situada también en el Valle de Tulum, es que ofrece vinos tintos de muy buen cuerpo y estructura y vinos blancos aromáticos, finos y delicados.

De hecho, comercializa los vinos Valbona, Valbona Selección (Roble, Blancos y Rosados) y Augusto P., su producto ícono.

Por supuesto, a través del tiempo, esta bodega no sólo ha puesto atención a la calidad de su uva, sino también a la cuestión de tener tecnología de punta, lo que hoy le permite tener una capacidad vinaria de 2 Millones de litros.

Con sabor añejado

La bodega de Bórbore es un orgullo de San Juan, sobre todo gracias a su precursor, José Bórbore, quien dejó su natal Italia, tras la Primera Guerra Mundial, para forjarse un futuro en Argentina.

Luego de mucho trabajo y sacrificio, en 1936 fundó su propia bodega en San Juan, que pasó por varios momentos muy duros, como los dos terremotos que la afectaron (1944 y 1977). Pero aun así, logró seguir en pie y es gracias a sus hijos que continúa siendo una parte importante de la historia de Argentina.

De hecho, la bodega tiene en su interior una casona de 1915, en perfecto estado de conservación, la cual sirve como un maravilloso lugar para charlar o hacer degustaciones.

Su meta es elaborar vinos de una calidad siempre creciente, tratando de reflejar el carácter y estilo argentino.

Ubicada en el Valle de Tulum, ésta se sirve del agua pura de deshielo proveniente de la Cordillera de los Andes, lo que le da un toque de frescura a sus productos, como Aya Malbec, Aya Syrah, Avanti Shiraz-Malbec y La Quebrada tinto y blanco

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