lunes, 28 de febrero de 2011

Símbolo de belleza

Un murmullo de espumas y perlas que rebotan.

Vino de reyes y rey de los vinos, afirma el dicho.

El champagne es la única bebida capaz de hacer brillar la mirada sin encender el rostro. Así definían al champagne en tiempos de reyes e imperios.

El champagne, es quizás la mayor contribución al placer que la sabiduría y experiencia vitivinícolas francesas han dado al mundo.

Es un vino totalmente festivo, agradable, complejo, que invita a la alegría, es casi un sinónimo de fiesta, en el cual se reúnen su bello y luminoso color, su complejo bouquet, su inigualable sabor y sedosidad y muy especialmente su efervescencia que permite que sus finas burbujas, con su cosquilleo, hagan fiesta voluptuosa en la boca.

Es el vino espumoso por antonomasia que además, por las estrictas exigencias en todas las fases de su elaboración, ha pasado a ser considerado, sin discusión, el aristócrata de los vinos espumosos.

La naturaleza del suelo, las variedades de uva y la posición geográfica de la región de Champagne, en Francia, le dan características inimitables al champagne. Es un vino de mezcla, de "assemblage", de vinos y cosechas, lo que le da complejidad y balance.

Fueron las mujeres más importantes de la historia quienes contribuyeron a la fama de sus burbujas: Madame de Pompadour, rodeada por los artistas y filósofos más importantes de la época, confesaba que “sólo el champagne deja a las mujeres bellas después de beber”, mientras la madre de Bonaparte, así como su esposa Josefina, fueron unas excelentes embajadoras bajo el primer Imperio.

Y sí es solo esta bebida la que nos deja más bellas, es hora de ir anotando cuáles son los mejores champagnes del momento, porque seguramente esa belleza se potenciara con la calidad de las burbujas.

Tome nota:

Mumm

Pinot Noir (45%), Pinot Meunier (25%), Chardonnay (30%)

La historia de la Casa Mumm es de un siglo y medio de pasión, dinamismo y exigencia de calidad.Gracias a esta tradición de excelencia, Mumm y su emblema, el famoso Cordon Rouge, son célebres actualmente en el mundo entero.

Es un verdadero clásico.

Se presenta en la copa con un seductor dorado intenso, con destellos color jade. Adecuada cortina de burbuja, de buen calibre y de corona abundante.

En la nariz es un champagne eminentemente cítrico, frutal donde abundan los toques de durazno, pomelo, manzana, albaricoque, matices de bollería, caramelo y frutos secos.

Una vez en la boca es muy directo, noble, franco, agradable y delicado.

Su final es un tanto carbónico, pero muy refrescante.

Bien estructurado, es un champagne definitivamente redondo, equilibrado y presentado.

Excelente relación entre acidez y dulzor.

Perrier-Jouët Cuvée Belle Époque 2000:

El intenso amor que unía a Pierre Nicolas y a Adéle constituye en parte la razón de este éxito. Pero su matrimonio tuvo que pasar por duras pruebas, ya que la salud de Pierre Nicolas era extremadamente frágil, por ello, Adéle Jouët tuvo que tomar las riendas de la Maison durante las convalecencias o las repetidas ausencias de su marido saliendo a conquistar mercados extranjeros. Por esta razón, una gran parte de los libros de cuentas de los registros de correspondencia proceden del elegante puño y letra de la Señora Perrier-Jouët. Hija del Siglo de las Luces, con una sólida educación. Adéle demuestra ser una gran anfitriona para los clientes y las relaciones de negocios que empiezan a llegar a Epernay. Los Perrier-Jouët no dudan en poner unas habitaciones a disposición de los huéspedes de paso, tradición que continuará hasta nuestros días con la Maison Belle Epoque.

En 1811, la Casa Perrier-Jouët nace bajo una buena estrella, con el paso del cometa Halley avistado por primera vez en el cielo nocturno del 25 de marzo. Sea o no una coincidencia o una relación causa-efecto, el 1811 es la primera añada excepcional del siglo XIX tras los hermosos años 1802 y 1804. Estas serán también las primeras vendimias de la Maison Perrier-Jouët. El 2 de agosto de 1819 Pierre Nicolas Perrier escribía con nostalgia que tan sólo quedaban 50 botellas en la bodega.

El champán más extraordinario de Perrier-Jouët y una de las cuvées de prestigio más famosas del mundo. Lanzado en 1969 y presentado en una botella decorada con delicadas anémonas, Belle Époque marca la historia de la casa y coloca el Art-Noveau en el centro de su identidad.

Perrier-Jouët Belle Époque es un equilibrado ensamblaje de las cosechas más prestigiosas del terruño de la Chamapaña. Chardonnays de la Cóte des Blancs, particularmente de Cramant, que les aportan su gran elegancia, con un pequeño porcentaje de pinot noir, responsable de sus notas frutales.

viernes, 18 de febrero de 2011

Descubriendo aromas

Desde el Olimpo, se ha dividido a los mortales entre los que seguían a Apolo (alias Febo) quien personificaba al sosiego, la serenidad, la meditación y a los que seguían a Dionisio (alias Baco) los cuales preferían el curvo camino del frenesí, la inconsciencia, la intuición, la magia y el rito que encierra el vino.

Siempre han existido estas dos corrientes antagónicas: la compostura y la reflexión frente al placer y la liberación de los sentidos.

El vino aporta a cada ser humano esa partícula de divinidad que buscó desde el árbol del Bien y del Mal.

El vino ha corrido como un torrente de sangre de sabiduría por casi todas las culturas(católicos, judíos, europeos, americanos, en la Edad Media y ayer mismo).

No es extraño entonces que los bebedores se los apellide como cofrades. Forman parte de una fraternidad, participan en una iniciación ceremonial, gozan de una complicidad, practican un religión común con un común fervor

Flores, frutas, pan tostado, mantequilla, madera… un sinfin de aromas se despiertan al apenas agitarlo.

Dureza, suavidad, tensión, astringencia… una cadena de sensaciones puede atacar en mi boca con solo hacerlo jugar en mi paladar.

Invasión en papilas gustativas, en cada espacio de la naríz… acciones que me obligan a cerrar por un minuto los ojos y dejarme llevar a lugares tranquilos.

Disfrutar de una buena copa de vino es como caer rendida a los pies de un pecado.

Un pecado que, como la mayoría, nos deja en esa delgada línea roja entre el placer y la culpa.

GRAFFIGNA:

Vino argentino del Valle de San Juán, elaborado con las variedades Cabernet Sauvignon, Malbec y Syrah, criado durante 14 meses en barricas de roble francés y americano.

Reconocimientos: Cosecha 2003, Medalla de Plata en el Hyatt Wine Awards.

A la vista, presenta un color rojo profundo con tonalidades oscuras. En nariz, complejos aromas de moras rojas con vainilla y notas ahumadas, con un balance elegante. En boca es voluminoso con una estructura fuerte y larga con un final persistente.

Ideal para acompañar carnes rojas, comida especiada y quesos fuertes.

RESERVA MAGNA:

Un vino coupage obtenido de la selección de las mejores uvas finas; Nebbiolo, y Petit Syrah, añejado en barricas de roble francés durante 12 meses.

De color alegre, brillante, rojo intenso con matices púrpura. Cuerpo bien definido y ligeramente aterciopelado, con aroma integrado a frutos negros, tostados y notas de chocolate amargo y vainilla que descubren un sabor potente, equilibrado y complejo para un final largo y especiado.

Reconocimientos: Cosecha 2005, Medalla de Plata en el XV Concurso Internacional “Ensenada Tierra del Vino” 2007.

Cosecha 2003, Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Bruselas 2007.

Cosecha 2002, Medalla de Bronce en el International Wine & Spirit Competition 2006.

Ideal para acompañar todo tipo de carnes rojas, quesos dulces y cremosos.

CASALOBOS:

Crianza en barricas nuevas y de un vino de roble francés., durante doce meses con un trasiego. Previo al embotellado. Este vino es creación de Miguel Bosé y de los famosos futbolistas Butrageño y Sanchis.

Nota de cata: Intenso color rojo picota muy cubierto, fluido y fino. Sugestivos aromas francos de fruta bien madura sobre notas de crianza bien ensamblados, goloso en boca, muy vivo, fresco, amable, sabroso y amplio. Largo y rico postgusto.

MARTÚE 2007:

Variedades de uva 38% Tempranillo, 29% Cabernet Sauvignon, 28% Merlot y 5% Syrah, procedentes de las Fincas Campo Martuela y El Casar de la Guardia.

Vinificación; Fermentando cada variedad por separado y posterior ensamblaje. Permanecido durante 7 meses en barricas de roble francés 70% francés y 30% americano.

Nota de cata: Bonito color rojo cereza y aún con ligeros ribetes azulados, de capa media. En nariz está ya muy bien definido, con perfecta armonía entre sus gamas, por un lado de fruta roja madura, goloso, y por otro lado de madera bien secada de mucha calidad. En boca es un vino serio, pero no pesado, sabroso y complejo, pero sin cansar. Recuerdos de fruta y compota, anisados, cedro y unos taninos maduros aguantan el vino, dando una sensación casi terrosa a su paso, que no molesta y llena de sabor.

NEO:

Cosecha 2006, calificada como buena, variedad: Tinta del país 100%

Vendimia realizada manualmente en cajas de 20 kgs, en la primera semana de octubre de 2003, traslado hasta bodega en remolques de 3,000 kgs.

Notas de cata: Color cereza picota intenso con ribete granate, bastante cubierto con lágrima ligeramente tintada. En nariz, intenso y sutil con aromas a fruta madura, cuero, toques minerales y maderas finas integradas.

En boca, de buena acidez, con cuerpo, paso frutal con taninos presentes y dulces, frutos rojos en retrogusto con buena persistencia. Un vino redondo y elegante.

jueves, 10 de febrero de 2011

Nuestro elixir

Incolora o en tonos ámbar, quizá la bebida más conocida y representativa de México en el mundo: el tequila.

Es una bebida destilada que se obtiene de la fermentación y destilación de los juegos de agave azul de acuerdo a los métodos tradicionales a partir del cocimiento de las piñas o cabezas de agave, las cuales deben tener entre 6 y 10 años de maduración para dar origen al buen tequila.
Tiene su origen en la ciudad del mismo nombre en el estado de Jalisco y con denominación de origen en cinco estados de la República Mexicana: Guanajuato, Michoacán, Tamaulipas, Nayarit y, por supuesto, Jalisco.

Para llamarse tequila, la bebida debe estar elaborada en México y contener al menos un 51% de azúcares provenientes del agave, aunque los tequilas más puros contienen 100% agave.

En México se producen varias marcas de tequila, pero Casa Pedro Domecq se encarga de distribuir varias de las más importantes, entre las que se encuentran unas magníficas Premium.
Olmeca
Es el el cuarto tequila internacional más grande en el mundo y el segundo más grande en Europa en valor, ha estado en el mercado por más de 30 años y hoy en día se comercializa en más de 60 países alrededor del mundo.
En los pasados dos años, Olmeca se ha posicionado como una marca líder en el mercado internacional siendo el único producto en el segmento Standard Premium.
La marca se presenta como un producto de alta calidad, lo que la ha llevado a ser reconocida por el Beverage Testing Institute como una gama de productos altamente recomendable según la cata comparativa en la cual Olmeca Gold se calificó como el mejor tequila de este tipo que jamás haya participado en las catas del Instituto.
El tequila Olmeca viene en cuatro presentaciones:

Blanco
Color: blanco
Aroma: fresca esencia de hierbas, pimienta verde, con un toque delicado de cítricos al final.
Sabor: dulce, ligeramente ahumado con un suave final con sabor a miel.

Gold
Color: dorado, oro.
Aroma: afrutado, dulce, ligeramente cítrico, toronja, con un toque ahumado y ligeramente amaderado.
Sabor: dulce, ligero sabor a miel, ligeramente ahumado con pimienta negra.

Reposado
Color: dorado, oro.
Aroma: agave cocido, maderas dulces, vainilla ligera, suave nota de chocolate, miel y una nota ligera ahumada.
Sabor: agave cocido, maderas, jugo de manzana suave, dulce, con una nota de miel y agave verde.

Añejo
Color: dorado intenso, añejo.
Aroma: afrutado, con un toque de fresa, cereza y ciruela, ligeras notas de lima y en el fondo con un toque ahumado, con notas a madera y un poco de pimienta negra.
Sabor: suave, amaderado con un ligero sabor a miel y con tonos prolongados.

Tezón Es un tequila súper Premium 100% de agave. Es producido exclusivamente con la Tahona, proceso original para hacer tequila que data de hace 500 años. El resultado de este proceso artesanal es un tequila de extraordinario sabor, cuerpo y aroma.
Viene en tres variedades:

Blanco Color: cristal transparente.
Aroma: suave, limpio, fresco con esencia herbal, notas suaves cítricas como toronja.
Sabor: frutas cítricas intensas con rastros de miel, vainilla y especias.
Reposado
Color: paja dorada brillante.
Aroma: notas pronunciadas de mandarina y limón con un poco de sal de mar, y un evidente sabor final a madera.
Sabor: especias elegantes templadas por vainilla cremosa. Un tequila vivo con sabores evidentes de toronja y naranja, con un dulce y ahumado final.

Añejo Color: ámbar dorado.
Aroma: caramelo, vainilla ahumada y un aroma fuerte de cáscara de naranja.
Sabor: rico sabor a caramelo de vainilla. Notas de naranja pelada, sal de mar y suave roble.

jueves, 3 de febrero de 2011

Un encanto inefable

Siempre presente en las celebraciones, bodas, nacimientos, inauguraciones y todo momento de gran alegría… Ese es el champagne que todos amamos y que con sus cristalinas burbujas nos alegran cada segundo cuando lo degustamos.

Y la creación de esta gran bebida se la debemos a un monje benedictino que vivió en el siglo XVII en Francia y quien manifestó su objetivo de producir "el mejor vino del mundo". Y no iba tan lejos. De ahí nació Dom Perignon, definitivamente uno de los mejores champagnes del mundo y que muchos catalogan como el rey del champagne.

Fue en 1668, cuando el Padre Pierre Pérignon se hizo cargo de su puesto de jefe de la bodega de la Abadía Benedictina de Hautvillers (cerca de Epernay y de Reims) y su ambiciosa aspiración significó un espíritu visionario y una audacia extraordinaria al tratarse de un joven monje de 30 años. Pero tuvo éxito, pues transformó la historia del vino y, hoy en día, es reconocido mundialmente como el padre espiritual del champagne. A él se le atribuye el descubrimiento del método champenoise.

La primera cosecha de Dom Pérignon fue de 1921 y sólo fue puesta a la venta en 1936, después de la Gran Depresión. Y a partir de ese momento, las botellas de este champagne han desfilado en importantes eventos.

Dom Pérignon ha perpetuado hasta la actualidad el enfoque visionario que le imprimió su fundador, una visión que continúa expresando la esencia del verdadero lujo: la reinvención continua de lo excepcional.

Esta reinvención se ha convertido en la guía de Richard Geoffroy, el actual jefe de cava de Dom Pérignon, mientras crea cada nueva cosecha de champagne. Tal como él mismo dice, "Las uvas nunca son iguales de un año para otro. Si una cosecha no cumple con las estrictas normas de Dom Pérignon, entonces no habrá añada de champagne este año. No es un juicio de valor sino un criterio estético".

Hace poco, Geoffroy creó un blog con el que comienza una nueva era y lanza una gran primicia en la historia del champagne, con el cual busca brindar una visión más extensa de este vino a blogueros seguidores del lujo en la red y consumidores de la marca.

Haciendo un Dom Perignon La cosecha de Dom Pérignon alcanza a los 5 millones de botellas anuales. Es un champagne de uva chardonnay y pinot noir. Siempre utiliza para la elaboración de su vino uvas cosechadas en el mismo año, cosa que no hacen todas las marcas de champagne.

La preparación de cada cosecha involucra un gran trabajo de assemblaje y ajustes -que cada ocasión es diferente- antes del misterioso balance que las uvas "blancas" y "negras" (chardonnay y pinot noir) Don Pérignon puedan alcanzar.

Este delicado ejercicio está lleno de riesgos. El assemblage de cada cosecha de Dom Pérignon es un acto creativo, inspirador y atrevido. El esfuerzo extra que existe en su producción expresa su carácter único mientras reafirma el estilo atemporal de Dom Pérignon.

Dom Pérignon Vintage 2000 Nota de cata de Richard Geoffroy
La primera nariz, fresca, cristalina y firme, revela un universo original, vegetal, acuático, donde se mezclan la pimienta blanca y la gardenia. La madurez del vino se ofrece entonces con suavidad y ligereza antes de que podamos sentir sus fuertes acentos.

En boca, el ataque es directo, un preludio hacia una potente redondez y crece como una enredadera. Las notas de anís y jengibre seco se deslizan sobre la cáscara de las frutas (pera y mango), y crean un efecto que es más táctil que carnoso. Su final es ligero sereno, maduro y difuso.

Un encanto inefable es lo que transmite.