miércoles, 25 de julio de 2012

Si el mar fuera vino

“Si el mar fuera vino, todo el mundo seria marino.” Esta frase, de escritor anónimo, me viene a la mente mientras estoy, copa en mano, en la terraza de mi suite en el Silver Shadow. Este es un crucero pequeño, en el que caben unos trecientos pasajeros, perteneciente a la lujosa compañía Silver Sea. Una característica muy especial de esta línea de cruceros es que permite que los viajeros escojan sus puertos de embarque y de desembarque, de tal manera que puede uno crear su propio viaje.  
Yo aborde en Tokio, una vibrante ciudad donde lo tradicional y lo moderno viven mano en mano. Ahí tuve la oportunidad de degustar sakes en sus rascacielos, así como visitar templos milenarios. Vi a mujeres vestidas con delicados kimonos, y a gigantescos luchadores de sumo.
Las brillantes luces de la ciudad se pueden apreciar desde el piso diecisiete del Hotel Intercontinental Tokio Bay, donde me hospede. Intercontinental es una línea de hoteles de lujo, fundada por Pan American World Airways. Hoy en día, opera mas de 200 hoteles y resort en aproximadamente 75 países. En la gigantesca ciudad de Tokio cuentan con dos. Desde la ventana de mi recamara podía ver la bahía expandiéndose a mis pies.
Deje atrás Tokio, para visitar increíbles destinos a bordo del Silver Shadow. Algo que cabe remarcar de este crucero, es que cuenta con la mayor colección de arte a bordo de un barco. Esta incluye piezas originales de artistas de renombre, como Pablo Picasso y Modigliani. Cuenta con un impresionante numero de esculturas de Salvador Dalí. Además se puede disfrutar de una excelente cocina. Tiene dos restaurantes, uno de comida italiana y otro internacional, ambos perfectos para los amantes de la gastronomía. También tiene otro mas, Le Champagne, exquisitamente refinado, de comida francesa.
El siguiente destino fue el puerto de Hiroshima, donde se puede observar el esqueleto del domo, un gran edificio que fue bombardeado. De ahí seguimos hacia Corea del Sur, a Jeju, una impresionante isla volcánica proclamada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
De ahí continuamos a Beijing. Un día lo dedique a la Gran Muralla, que merece haber sido escogida como una de las 7 Maravillas del Mundo. La ciudad perdida, en la capital china, consiste de hermosos edificios amurallados, donde vivían los emperadores de antaño.
El recorrido termina en Shanghái, donde también tuve la suerte de hospedarme en el Hotel Intercontinental Pudong. Esta localizado en el corazón de Lujiazui, el distrito ultra-moderno de la ciudad, poblado por restaurantes y shopping centers. Cuenta con un lounge donde ofrece bebidas y comida complementaria, a una gran altura, desde donde se puede apreciar una visión deslumbrante de la ciudad.
Shanghái es una ciudad extremadamente moderna, donde los edificios se levantan como montañas, despareciendo entre las nubes. En la noche, millones de luces la invaden, vistiéndola de colores. También hay una parte vieja, compuesta por edificios de arquitectura tradicional china, conectados por pequeños puentes.
Shanghái y Tokio parecen ciudades del futuro, posicionadas en el exótico oriente lejano. Fue una gran experiencia visitar aquellos recovecos distantes de nuestro planeta, caminar sus calles y conocer a su gente. A bordo del Silver Shadow tuve la oportunidad de viajar entre estos destinos. Desde los Hoteles Intercontinentales viví las ciudades, hospedándome en el corazón de cada una.

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