jueves, 29 de octubre de 2009

Casamientos y divorcios


Las botanas y el maridaje con vinos: lo que si y lo que definitivamente no funciona.

El maridaje es algo muy simple: se trata de complementar adecuadamente el vino y la comida. De ahí que muchos le llamen directamente “casamiento”.

Pero como en cualquier pareja, no siempre las combinaciones son exitosasEsta integración se debe buscar a través de los sabores y también mediante las texturas. Algunos sabores marinos tienden a ser ácidos y salados. Estos encuentran un buen complemento en vinos blancos muy secos y con marcada acidez.

A pesar de que la mayoría de las veces cuando se habla de maridaje se aborda el tema de los platillos principales de una comida, hay buenos matrimonios (y algunos poco felices) entre botanas y vinos.

Si elegimos el vino antes que la comida anote estas recomendaciones:


· Cabernet Sauvignon: ideal para acompañar pambazos, enchiladas rojas y quesadillas de todo tipo.

· Chenin Blanc: Ideal para los quesos tipo gorgonzola (queso con hongo azul o verde) y camembert, alimentos dulces y postres o como aperitivo.

· Chenin Colombard: es perfecto para acompañar canapés y bocadillos, además de ser una buena opción para degustar platillos poco picosos.

· Chardonnay: Ideal con el ceviche, ostiones y almejas frescos en su concha, camarones para pelar, tártara de salmón fresco y también con quesadillas.

· Semillón: una buena compañía para las clásicas picadas veracruzanas.

· Tempranillo: Enfrijoladas y calamares en su tinta.

· Pinot Noir: no se lo pierda con unos panuchos veracruzanos.

· Nebbiolo: se lleva muy bien con las quesadillas y con la tinga de pollo.

· Merlot: enchiladas rojas.

Recomiendo:

Trasnocho: De color rojo intenso con un ribete muy vivo., brillante, capa alta y buena caída, en nariz, sin mover la copa el vino se presenta con mucha intensidad aromática, al agitar la copa sobresalen matices de torrefactos potentes, con recuerdos minerales tal como grafito, además de notas de alquitrán y fruta negra (aceitunas, ciruelas y zarzamoras). El paso de boca está marcado por la buena fruta, bien equilibrado, con los taninos dulces y la acidez fresca.


Laus Roble: D.O. Somontano, Aragón España, merlot 40% Tempranillo 30% y Cabernet Sauvignon 30%, de color rojo intenso, con matices rojos azulados que denotan su juventud aún tratándose de un vino de segundo año. En nariz, se marcan los aromas afrutados propios de la uva acompañados de claros matices tostados, vainillas y alguna mantequilla, en la boca resulta fresco, con una marcada acidez que da vida a un vino equilibrado.


Matarromera Crianza: Tinto de Ribera del Duero, tempranillo 100%, a la vista se muestra limpio y brillante, dominando los tonos rojo picota, destacan sus aromas primarios propios de la variedad, frutas rojas, como moras, y en sus aromas terciarios dominan la vainilla, el cuero el tabaco y el regaliz, en boca es carnoso y persistente, con cuerpo y acidez bien ensamblados.

Purple Angel de Montes: La Finca de Apalta, que brinda elegancia y sofisticación (el Petit Verdot, también proviene de ese viñedo). Color púrpura muy profundo e intenso. Los aromas combinan las frutas negras que provienen del Carmenere de Apalta, las notas especiadas intensas, y los aromas a moras silvestres provenientes del Petit Verdot. Este vino presenta un gran cuerpo y unos taninos maduros que entregan una gran estructura a este encantador vino.

Coro A: Brillante amarillo verdoso con reflejos pajizos. Complejo, elegante e intenso, destacan los aromas de fruta madura (manzana, pera y melón), agradables notas florales, y un fondo vegetal de hinojo, característico de los grandes Godellos. En boca es un vino amplio, muy fresco y equilibrado, con sensaciones de fruta madura, notas balsámicas y florales. Untuoso y dotado de buena acidez. Postgusto largo y persistente con un ligero amargor varietal que le proporciona amplitud en boca.

Arzuaga Navarro Reserva: Vino tinto con D.O. Ribera del Duero, elaborado con las variedades Tempranillo al 95% y el otro 5% Cabernet Sauvignon y Merlot. Ha permanecido 18 meses, como mínimo envejeciendo en barricas de roble americano y francés. De color rojo cereza muy intenso, limpio y brillante con el borde ligeramente más anaranjado. En nariz se encuentran aromas complejos que se suman a las dulces notas frutales. Y en boca es carnoso y potente, altamente expresivo con matices de especies de clavo y cedro.


Si en cambio ya está servida la botana, aquí tiene una lista simple de qué vinos pedir:

· Los frutos secos (como nueces, avellanas, almendras) maridan perfectamente con vinos blancos, rosados y espumosos.

· Los patés y foie gras combinan con vinos tintos (crianza y jóvenes) espumosos y dulces.

· Cóctel de camarones: con un buen Chardonnay.

· Caviar: se lleva muy bien con los espumosos, como el champagne o el cava.

· Los fiambres y embutidos no ofrecen tantas dificultades, salvo los picantes, en cuyo caso reclamarán una bebida fría, preferentemente vino blanco.

· Quesos: El sabio refranero popular dice que “uvas y queso, saben a beso”, y es que la unión entre quesos y vinos es un clásico difícil de mejorar, aunque cada variedad reacciona de forma diferente en la boca.

El prestigioso escritor británico Hugh Jonson, que cada año edita su guía ‘Pocket Wine Book’, establece en ella una regla de oro muy sencilla: ‘cuanto más duro sea el queso, más taninos aguanta. Y cuanto más cremoso, más acidez necesita’. O sea, duros con tintos y frescos con blancos.

Sushi: es fabulosa la combinación de este platillo japonés con el champagne. Peligro de divorcioPero no siempre las relaciones entre botanas y vinos termina en “matrimonio”.


Hay una serie de productos que son muy difíciles (aunque no imposibles) de casar, básicamente porque causan reacciones químicas entre uno o varios de sus componentes o porque la botana tiene un sabor tan fuerte que mata cualquier vino:

· Huevos: sus componentes embotan la lengua y anestesian las papilas gustativas. El soufflé de queso es una excepción y se puede acompañar con los mejores vinos.

· Botanas enchiladas: los picantes anestesian el paladar. La bebida más agradable para extinguir su “fuego” es el agua fría o la cerveza. Si insiste en beber vino, es mejor elegirlo blanco y corpulento.

· Canapés ahumados: son los alimentos más difíciles de combinar porque sus aromas a humo tienden a predominar. Los vinos alemanes de riesling suelen ser una buena elección.Vinagretas: su acidez suele perturbar el precario equilibrio entre los taninos, el dulzor y la propia acidez de los vinos, excepción hecha de los que tienen una buena astringencia, como Chenin blanc.

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