lunes, 11 de marzo de 2013

KLM, en México

La diferencia entre turistas y viajeros es discutida desde hace mucho tiempo.

Los primeros suelen seguir las rutas habituales, donde va todo el mundo, hacen viajes preprogramados y recorren los lugares más típicos de las ciudades.

Los viajeros suelen ir más a su aire, por libre y en solitario, descubriendo lugares donde los turistas no llegan. Son los fans de las aventuras y los que quieren recorrer el mundo, conocer nuevos lugares, nuevas personas y descubrir todo lo que tiene cada destino.

Cada quien y su estilo. Lo importante es que el viaje resulte fascinante y que resulte una de las mejores experiencias., como viajar por KLM, esta línea holandesa que se fusionó con Air France en 2004 y juntas hacen una excelente mancuerna.

En diciembre de 2012 se celebraron los 60 años de la aerolínea en México con interesantes eventos y siempre con el gusto de colocarse entre las mejores.

KLM ofrece actualmente 7 vuelos semanales entre la Ciudad de México y Ámsterdam en avión Boeing 747-400 Combi (mitad pasaje, mitad transporte de carga), ofreciendo 42 asientos en World Business class y 233 en clase Económica. Air France y KLM, junto con su socio comercial Aeroméxico, son líderes en el mercado entre México y Europa ofreciendo durante el invierno 21 vuelos semanales. 7 vuelos semanales a París de Air France, 7 vuelos semanales a París en código compartido con Aeroméxico.

Fechas clave de KLM en México



El día 27 de octubre de 1952, despegaba del Aeropuerto de Schiphool, en Ámsterdam el primer vuelo regular de pasajeros y carga de KLM, con destino a México. La ruta original fue Ámsterdam – Shannon – Montreal – Monterrey – Ciudad de México y fue realizada con un avión Douglas DC6, bautizado con el nombre de “Princess Wilhelmina”. Este primer vuelo tuvo una duración de 32 horas. Arribando en la tarde del día 28 de octubre a Monterrey, al Aeropuerto del Norte y ya la madruga del día 29 al Aeropuerto Central de la Ciudad de México.

En el primer vuelo de KLM, viajó el entonces Gerente General de la Aerolínea, el Sr. Albert Plesman, acompañado por el heredero a la corona holandesa, el príncipe Bernhard, quién presidia una comitiva de empresarios holandeses que visitaban México, para establecer nuevos lazos comerciales entre ambos países. El príncipe Bernhard ofreció como regalo al entonces C. Presidente de México, Lic. Miguel Alemán Valdés, una caja de plata con las monedas representativas de cada uno de los países donde la aerolínea volaba en esos años.

En sus inicios KLM ofrecía un vuelo semanal, entre México y Holanda, para el año de 1954, incorpora al avión Douglas DC-6B a la ruta a México, el cual reducía el tiempo del vuelo a 29 horas.

En 1957, KLM realiza una serie de cambios importantes en la ruta Europa-México; introduce el novedoso Douglas DC-7C en la ruta Europa-México, reduciendo el tiempo de vuelo en 24 horas; cancela las escalas en Shannon y Glasgow; cambia la escala en Monterrey por la ciudad de Houston, Texas e incrementa a tres frecuencias semanales. KLM recibió sus primeros DC8 a principios de 1960. En el año de 1968, la Ciudad de México celebra los XIX Juegos Olímpicos y KLM introduce en la ruta el Douglas DC8 para 200 pasajeros.

KLM fue la primera línea aérea en establecer un servicio regular con aeronaves 747 en nuestro país. El 2 de noviembre de 1971, poco después de la 1 de la mañana, aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el Boeing 747-200B, PH-BUC, “The Danubio”, al mando del capitán A. Ravenhill. Con esto México entraba de lleno a la era de los Jumbos.

En 1976, KLM comienza a operar aeronaves Boeing 747-200 Combi (mitad transporte de pasajeros, mitad carga), en su ruta Europa-México. En mayo de 1992, trae a México el Boeing 747 serie 400. Además de establecer vuelos sin escalas entre Ámsterdam y Ciudad de México, con el nuevo avión se extiende la ruta hasta la ciudad de Guatemala, ofreciendo un servicio único en su clase entre ambos países.

En la actualidad mantiene una operación diaria y sin escalas entre la Ciudad de México y su centro operacional que es el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam, conectando a México con el resto del mundo, ofreciendo siempre esplendida gastronomia regada por excelentes vinos, para mi , uno de los puntos clave para un viaje placentero.

Hoy en día la gente es cosmopolita y ecléctica en sus gustos: se preocupa por expresar su personalidad a través de los objetos y aromas que usa, de los lugares que frecuenta, de los platillos que paladea, de los deportes que practica, de los automóviles que conduce, de las bebidas que saborea y de los aviones que elige para sus viajes.

Y, para mí el rey de las bebidas es un buen vino, este es la “Obertura” insustituible de la fiesta gastronómica: es la gestualidad que equilibra el arreglo de una mesa, el estímulo de los sentidos, y el mejor pretexto para la convivencia cordial de la Buena Mesa.

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