viernes, 22 de julio de 2011

Un brindis a los sentidos

Tres son las básicas lograrán trasladar la idoneidad de la vinacoteca al hogar: situar las botellas en posición horizontal para que el vino siempre esté en contacto con el corcho, evitando que se seque y que una cantidad exagerada de oxígeno penetre matando los aromas y oxidando el vino; ser cuidadosos con los cambios bruscos de temperatura que alteren la tranquilidad del vino, y elegir un lugar oscuro, con cierto grado de humedad y alejado de focos de olores. Este sencillo método prolonga la armonía que la tierra, el sol y las lluvias le confiaron al zumo de la uva.

A partir de ahí, sólo habrá que abrir la botella, intentando no dejar rastros de corcho en el interior (los buenos vinos tienen largos y compactos corchos, que se extraen fácilmente). Un mito recurrente es que los vinos, especialmente los tintos, deben abrirse cuando menos una hora antes de servirse, para que respiren. Esto es falso.

Primero, porque el diámetro de la boca de la botella no es suficiente como para que la totalidad del vino entre en contacto con el oxígeno, y segundo, porque lo que se bebe no sobrepasa habitualmente los dos o tres años de edad, con lo que no se precisa la oxigenación. De hecho, los tiempos en los que guardar una añada excelente anticipaba un exquisito momento inspiran la leyenda. Incluso los sometidos a crianza han visto disminuir drásticamente su esperanza media de vida, cada vez salen antes al mercado, con lo que la posibilidad que le queda a un humilde amante de los vinos es catar botellas, apostar por una y crear su propia reserva en su bodega.

El ritual
¿A qué temperatura debo servir el vino? ¿A qué comida ha de acompañar? Son preguntas que se nos antojan complejas, pero unas sencillas normas son suficientes para degustar el vino correctamente. La temperatura ideal para servir tintos se ubica entre los 15 y 18 grados, y los 10 y 12 grados para los blancos, aunque tampoco hay que ser excesivamente rígidos. Así, un
Chardonnay con paso por barrica permite algún grado de más. No hay que temer tampoco inclinarse por enfriar sus tintos ligeros como Merlot. Bien se puede hacer guardándolo una hora a frío moderado o sumergiendo la botella en agua y hielo. En veinte minutos casi habrá alcanzado a la temperatura perfecta.

Y por último, llegado el vino a la mesa, ¿siempre los pescados con blanco y las carnes con tinto? La duda no viene motivada por las modas. La importancia de la elección reside en lograr que los sabores no se nieguen unos a otros, sino más bien lo contrario, el objetivo consiste en potenciar el gusto de cada plato. A la fuerza de la carne le conviene un tinto con cuerpo, y la delicadez del pescado se verá mejor acompaña por la suavidad del blanco. Sin embargo, hay ocasiones en que la norma puede quebrantarse.

El salmón, sin ir más lejos, es un pescado graso y potente, y si lo acompañamos con un ligero Sauvignon blanco puede que este vino se vea disminuido. En cambio, si elegimos un suave Merlot, el cuerpo ligero equiparará el peso del pescado. Unas chuletas de cerdo, asimismo, pueden saborearse con un Chardonnay en barrica. Eso sí, con los mariscos nunca podremos saltarnos la norma.

Schlumberger:

Es la bodega privada con mayor tierra en Alsacia de la cual un amplio porcentaje es de Grand Crus, representando el 10% de la producción total de Grand Crus de Alsacia.
Hace más de 200 años, Nicolas Schlumberger se enamoró de esta tierra y compró 20 hectáreas de vid. A principios del siglo XX llegó la phylloxera que destrozó las vides, motivo por el cual el viñedo de Gubewiller fue abandonado por la mayor parte de los viticultores. Pero Ernest Schlumberger, abuelo de Séverine y Thomas Schlumberger, quienes encabezan esta bodega, compró muchas hectáreas de tierra que replantó y reconstruyó.


Los viñedos van desde la llanura (250 metros de altura) hasta la parte alta de la montaña (390 metros de altura), donde se encuentran los mejores terruños con pendientes pronunciadas, aquí el trabajo se hace a caballo ya que no sufre vértigo y puede caminar tranquilamente por los estrechos caminos que albergan la vid.


Este viñedo es sin duda uno de los más hermosos que se pueden visitar. Los cuatro Grand Crus que forman parte de la propiedad y dan renombre a estos prestigiados vinos, son Saering, Kessler, Kitterlé, Spiegel.


Esta bodega se fundamenta en el principio básico “menos pero mejor”, por lo que elabora únicamente unos 900 mil botellas al año con una distribución muy controlada que no permite su venta en supermercados.


Con el encantador Thomas, cate varios de sus vinos, equilibrados, redondos y voluptuosos, de
nariz franca y agradable con aromas afrutados maduros, de cítricos con un ligero toque floral.
La boca es amplia. Con agradable frescor.

Vinos tan encantadores y seductores como su propietario Thomas Schlumberger.

Château d'Abzac:

Pase unos días en el castillo de los barones D'Abzac, quienes son dulces , divertidos y hacen espléndidos vinos.

Desde principios del siglo XX, la familia de Anglade ha sentido una gran pasión por el campo y una doble vocación vitícola e industrial.

Al borde del río, emplazado en un viejo molino de harina se levanta una importante manufactura construida a mediados del siglo XVIII. Mientras que a lo alto, el castillo edificado un siglo y medio antes por Raphaël de Fournel, Señor de Tayac, en donde se ubicaba una antigua fortaleza medieval. Es este conjunto arquitectónico único en donde la familia Anglade funde sus ideas y proyectos desde el siglo pasado.

El viñedo se ubica a 15 minutos de Libourne y Saint-Emilion, y se puede visitar con cita previa.

El viñedo

En sus 20 hectáreas, las variedades plantadas están compuestas por 70% de Merlot, 27% de Cabernet Franc y 3% de Cabernet Sauvignon.

Los viñedos de Château d'Abzac ocupan un suelo bien drenado, noble y una gran terraza que promueven la plena maduración de la uva.

Las uvas son elegidas a mano para una calidad óptima.

El vino

Vinificados según la tradición bordolesas en bodegas perfectamente equipadas.
Después de una vinificación tradicional, los vinos de Château d'Abzac, de la Denominación Bordeaux y Bordeaux Superior, permanecen máximo de dos años en cubas, además de en barricas de roble antes de ser embotellado en el castillo. Se distinguen por un color rubí intenso y rico aroma. Destaca la fruta madura, en boca en flexible, redondo y largo.

Muy apreciados por los conocedores y los amantes de "Bordeaux Supérieur", los vinos de Château d’Abzac son muy agradables para beber un año después de ser embotellados y alcanzan su nivel óptimo en su quinto año.

Bordeaux Superieur: Chateau d'Abzac 2009
Tipo: Tinto, seco y de cuerpo medio
Región: Bordeaux
Productor: Barón y Baronesa d'Anglade
Apelación: AOC Bordeaux Supérieur

Variedades: 90% Merlot, 7% Cabernet Franc and 3% Cabernet Sauvignon Un clásico "Bordeaux Supérieur" producido de rizoma madura que creció en las tierras de grava bien drenadas; semejantes a las de Pomeron ubicadas a 6 kilómetros al sudeste. Una botella que pone en lo alto el nombre de Bordeaux

Servir con embutidos, aves y cordero.

Por sencillo, por único, por fascinante, por noble, por los momentos que
acompaña… por todo esto ….por el vino.....Salud.

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