viernes, 27 de enero de 2012
Es hecho conocido que el lenguaje utilizado para describir el vino resulta un tanto desconcertante visto desde fuera de la profesión. Esto es debido a la utilización de una jerga hermética, al alcance solo de los iniciados. En concreto, quien lea por casualidad la descripción de un vino, -incluso aunque no ignore que el hombre es la medida de todas las cosas- encontrará un tanto curioso descubrir que hay vinos amables, pesados, nerviosos, nobles, ordinarios, peleones, recios, con solera, fatigados, tranquilos… Además, los vinos no van desnudos: hay vinos con una buena capa y otros con un bello y sugerente vestido; imaginamos -aunque aún no hemos registrado ninguna referencia a su ropa interior- que se trata, respectivamente, de los vinos masculinos y femeninos.
También le llamará la atención el carácter anatómico-forense de algunas de estas descripciones, en las que se habla del “cuerpo del vino” como si del cuerpo del delito se tratara. Pues bien, a pesar de la forma con que estamos tratando este asunto, tenemos que advertir que difícilmente se podría encontrar palabra más acertada que “cuerpo” para describir las sensaciones que el vino provoca a su paso por la boca.
En Rioja encontramos infinidad de vinos con los cuales deleitarnos y sentir innumerables agradables sensaciones.
La tradicional vocación de excelencia de los vinos de Rioja les ha permitido consolidar su imagen de prestigio entre los consumidores y convertirlos en la referencia en cuanto a calidad para la vitivinicultura española, tanto con sus vinos de estilo más clásico, cuyas cualidades únicas para el envejecimiento son admiradas por los consumidores de todo el mundo, como con una nueva generación de vinos innovadores.
Rioja ha sabido mantenerse a la vanguardia de la innovación vitivinícola con una gran diversidad de vinos con personalidad diferenciada, que han fundamentado su éxito en los mercados y le han situado en la élite de las denominaciones de origen históricas europeas, siendo hoy la marca “rioja” una de las cinco con mayor notoriedad entre las zonas vinícolas más prestigiosas del mundo.
Y es en estas tierras riojanas donde se encuentra la bodega Campo Viejo, misma que lleva ya muchos años de deliciosos andares y que paso a paso ha ido dejando huella.
La historia de Campo Viejo es el resultado de siglos de búsqueda y de experiencia. Una sucesión de hitos que juegan un papel fundamental en la historia y en el progreso de Rioja.
El nombre de Campo Viejo nace en un emblemático lugar del Villar de Arnedo. Un lugar llamado Campus Veteranus, una zona de viñedos que se entregaban históricamente a los veteranos de la legión romana como recompensa…
Con la entrada del nuevo siglo y de la mano de Bodegas Campo Viejo, comienza una nueva era Campo Viejo.
Se empieza a construir la innovadora Bodega Campo Viejo, aplicando últimas tecnologías en los procesos de elaboración.
La construcción de la bodega bajo tierra consigue de manera natural las condiciones idóneas para la elaboración y crianza del vino. De esta manera se vuelve a los procesos de las bodegas tradicionales, preocupándose por el medio ambiente e intentando utilizar todas las ventajas que nos facilita la madre tierra a la hora de elaborar sus vinos.
En 2001 año se embotella el primer Campo Viejo en esta nueva bodega. Un Campo Viejo Reserva del 96.
Ese mismo año se inauguró la nueva bodega de Campo Viejo. Situada en un altiplano, en las inmediaciones de Logroño, su construcción constituyó todo un hito en Rioja, que estimuló una corriente de innovación en toda la región.
Los diversos reconocimientos obtenidos permiten decir que Campo Viejo nació en una de las mejores bodegas del mundo. Una bodega fiel a sus raíces riojanas, que cuenta además con los más innovadores medios de elaboración. Totalmente integrada en el paisaje y respetuosa con el medio ambiente, ofrece a su enóloga, Elena Adell, las mejores condiciones para obtener cada año vinos de alta calidad para todos los amantes del vino.
Adell afirma que “la bodega es un sueño; un sueño que comparten todos aquellos que trabajan en la elaboración de Campo Viejo así como los que disfrutan y aman el mundo del vino”.
En 2005, Campo Viejo renace más auténtico, actual, Rioja y cercano. Un “auténtico carácter”, un “auténtico Rioja”. Campo Viejo es el vino entrañable, “el Rioja del tú a tú, cercano y amigo de sus amigos”.
Después de casi 50 años, Campo Viejo sigue siendo el vino cercano y entrañable que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, sin perder el arraigo a Rioja, a su tierra.
Cada año, al elaborar Campo Viejo se busca transmitir el carácter distintivo de Rioja. Por eso, las variedades que han dado al Rioja su tipicidad, tienen un papel fundamental en sus vinos: el Tempranillo, uva riojana por excelencia que imprime el carácter a los vinos de la Denominación; la variedad Mazuelo, fuente del equilibrio ácido en sus vinos y el Graciano que aporta estructura, amplitud y elegancia al vino resultante en el Reserva y Gran Reserva.
Los Campo Viejo se caracterizan porque se benefician de la diversidad que ofrecen las diferentes variedades, cultivadas en las distintas zonas de la D.O. Ca Rioja, con su propia personalidad, perfumados, agradables, fáciles de beber. Vinos que, añada tras añada, animen a tomar otra copa durante una comida y a proseguir con la conversación con los amigos.
Los vinos que produce son:
Blanco Semidulce
Blanco
Rosado
Tinto
Crianza
Reserva
Gran Reserva
Dominio
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