jueves, 24 de junio de 2010

Los rituales


Los rituales previos del vino: los juegos del líquido en la copa, la búsqueda de secretos en su color y en su aroma y la concentración para sacarle verdades a su jugo, no hacen más que poner los sentidos en su punto más intenso y perceptivo.

Esto sí que es afrodisíaco, mucho más que un ostentoso plato de ostras.

Las analogías entre erotismo y vinos son infinitas. El vino siempre ha estado vinculado con la sangre, con la juventud, con la vida y simboliza la embriaguez sagrada que permite al hombre participar de la vida de los dioses.

El vino (rojo, sobre todo) es la representación de la pasión, del bacanal, del amor.

El champagne también es un gran afrodisíaco, porque a todo lo anterior suma la magia de las burbujas. Casanova, el gran seductor, servía champagne a sus conquistas para atraparlas más fácilmente entre sus redes.

Con más pragmatismo que ciencia, Casanova sabía de las propiedades sobre ciertos centros neurálgicos del espumante.

La mente es el mejor afrodisíaco, pero actúa con mayor frescura si es cubierta por una buena capa de un buen tempranillo o unas suaves burbujas

Perrier Joüet:

Un cuvée muy elegante con la calidad y finesa del Chardonnay que brilla sobre la poderosa estructura del Pinot Noir, cuenta con notas cítricas de toronja y piña, con un toque de vainilla sobre el paladar. Añejado por seis años, es un champagne con mucho equilibrio y frescura.

Ysios:

Un vino Riojano de Bodegas España del Grupo Pernod Ricard, elaborado con las mejores uvas típicas de la región, es un vino elegante e integrado, características que lo convierten en un vino único y exclusivo.

Variedad: Tempranillo, color rojo rubí, aroma de buena intensidad, aromas a frutas maduras con un elegante y marcado torrefacto, sabor en boca se presenta amplio, concentrado y con un tanino integrado. Buen equilibrio y largamente persistente.

Crianza, se produce por separado para cada terruño y su duración en barrica puede durar entre 14 y 16 meses. Se utilizan barricas de roble nuevo francés.

La crianza en la botella se prolonga durante un mínimo de 22 meses.

viernes, 18 de junio de 2010

Afrodisíaco

No hay cosa más afrodisíaca que la propia palabra ‘afrodisíaco’.

Basta que uno la nombre para que un cosquilleo invada el estómago y suba los colores a la cara.

Si, porque la mente es el afrodisíaco más potente, sin dudas.

Pero más allá de las leyendas, los mariscos, los chocolates o de las miradas a la luz de las velas, nadie se atreve a negar que uno de los mayores afrodisíacos es el vino.

Fisiológicamente hablando, hay un par de explicaciones racionales para esto: esta bebida alcohólica es un vasodilatador que hace fluir más rápido la sangre en las venas, que relaja y ante todo (y aquí recide su gran appeal) desinhibe.

Podríamos decir que es una bebida vaso-desinhibidora.

Una copa de vino y la vergüenza queda exiliada en la parte más lejana del cerebro y hasta la persona más tímida siente fluir las palabras y la seducción desde su boca.

¿No han notado ese destello mágico que se instala en la mirada después de la primer copa?

No por nada Shakespeare llamaba a las bebidas alcohólicas como el Jesuitismo de los instintos sexuales.

Eso de que ‘lo esencial es invisible a los ojos’ se aplica a muchos aspectos excepto al erotismo. Aquí lo esencial debe ser visible, tiene que ser detectado por la veloz pupila y actuar en consecuencia.

Los rituales previos del vino: los juegos del líquido en la copa, la búsqueda de secretos en su color y en su aroma y la concentración para sacarle verdades a su jugo, no hacen más que poner los sentidos en su punto más intenso y perceptivo.

Casalobos:
Crianza en barricas nuevas y de un vino de roble francés. La crianza se realizó durante 12 meses con un trasiego. Previo al embotellado se clarificó con albúmina de huevo y una suave filtración sin estabilizarlo por frío.

Nota de cata: Intenso color rojo picota muy cubierto, fluído y fino, sugestivos aromas francos de fruta bien madura sobre notas de crianza bien ensamblados, goloso en boca, muy vino, fresco, amable, sabroso y amplio.

Largo y rico postgusto.

Reserva Magna:

Un vino coupage obtenido de la selección de las mejores uvas finas: Nebbiolo y Petit Syrah, añejado en barricas de roble francés durante 12 meses.

De color alegre, brillante, rojo intenso con matices púrpura. Cuerpo bien definido y ligeramente aterciopelado, con aroma integrado a frutos negros, tostados y notas de chocolante amargo y vainilla que descubren un sabor potente, equilibrado y complejo para un final largo y especiado.

Ideal para acompañar todo tipo de carnes rojas y quesos dulces y cremosos, como el manchego. Un vino para conocedores.