miércoles, 23 de noviembre de 2011
Millesime llegó a México
Del 15 al 17 de noviembre, en nuestro país se disfrutó de los más exquisitos productos y cocinas de la mano de los más afamados profesionales y chefs del momento. Además, Millesime México se trató del evento gastronómico más sorprendente del momento y la perfecta herramienta de hospitalidad de las emrpesas hacia sus clientes.
En esta gran cita gastronómica participaron 40 destacados chefs mexicanos y españoles, con la que se propuso situar a este país como potencia gastronómica mundial.
Los ricos acervos culinarios español y mexicano convivieron durante tres días en los que cocineros consagrados y jóvenes talentos cocinaron en directo para unas mil personas diarias en un encuentro en el que también se probaron emblemáticos productos españoles, como el jamón ibérico, los vinos y el aceite de oliva.
Talento, historia, riqueza culinaria, sabores, color y una gran variedad regional fueron las propuestas con las que contó México, una realidad que se pudo comprobar en Millesime, donde recetas tradicionales como la cochinita pibil, los tamales o el mole convivieron con creaciones de vanguardia como los chocolates con chiles o la mayonesa de hierbas mayas.
Millesime México contó con Galicia como comunidad invitada.
Además, el cocinero ibicenco Vicente Torres fue galardonado con el premio Millesime al Mejor Chef de México por la labor que desarrolla desde hace dos años en el restaurante Oca, en el que practica una cocina con técnicas de vanguardia con el producto mexicano como protagonista.
“Recibo con sorpresa y satisfacción este premio, y lo hago en nombre de un equipo de 30 personas que hace que el restaurante sea lo que es”, dijo Torres, quien antes de trasladarse a México ya obtuvo una estrella de la Guía Michelín para la cocina del restaurante La Sucursal, de Valencia.
Junto a Torres fueron premiados el restaurante Pujol como Mejor Restaurante de México capital; Kevin Tapia (restaurante Paxia) como Mejor Sommelier, y Diego Argueda (restaurante Jasso) como Mejor Jefe de Sala.
También resultaron galardonados los restaurantes Azul del cocinero Ricardo Muñoz Zurita como Mejor Restaurante de Comida Mexicana Tradicional, y la chef Patricia Quintana recibió el Premio a la Trayectoria Gastronómica.
Estas distinciones, que celebraron su primera edición en el marco de Millesime México, fueron otorgadas por un jurado compuesto por periodistas expertos en gastronomía, con el respaldo del Consejo Económico y Social de México DF.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Château Pétrus
Elisabeth Jaubert, embajadora de Petrus, fue quien me llevó de la mano entre los viñedos, labodega, los aromas y los sabores de esta casa.
Esta gran bodega es propiedad de la familia Moueix, la cual se ocupa de todo el proceso de producción y comercialización de sus vinos.
Jean-Pierre Moueix es el propietario del Château Pétrus, uno de los vinos más míticos del mundo, donde garantizan el cuidado del viñedo y la vinificación.
Los vinos de Pétrus gozan de una reputación legendaria, parecen reunir todos los superlativos que se le atribuyen y la devoción raya en la mística que los entendidos le profesan. Esta pequeña y sencilla propiedad produce un Bordeaux único, el vino más concentrado y con los sabores más profundos.
Sus grandes añadas tienen una textura untuosa y una tal intensidad al paladar que compararlo con un gran Oporto no parece exagerada. Sin embargo, con toda su intensidad, su plenitud y su riqueza, el secreto de la grandeza de Pétrus reside en su remarcable equilibrio y su penetrante aroma, que lo mantienen diferente, no solamente a los otros Pomerol, sino también de todos los Bordeaux incluidos los más admirables.
Producido sobre un terreno arcilloso en medio de la meseta gravosa de Pomerol, el vino de Pétrus se ha hecho célebre por su suntuosidad.
Pero es a las características del terreno del viñedo a la que Pétrus debe su personalidad, en la superficie o en profundidad, el terreno es de naturaleza arcillosa, contrariamente a la de las propiedades vecinas, que están formadas por una mezcla de gravas y de arena, o bien de arcilla y arena.
El Merlot crece maravillosamente en un suelo de esta naturaleza y en consecuencia ocupa 95% de la finca, por otro lado los viñedos son muy viejos, su renovación no se efectúa sino después de haber cumplido sus setenta años.
A diferencia de otros muchos propietarios, Mme. Loubat, después de las catastróficas heladas de 1956, rehusó replantar sus cepas y esperó simplemente algunos años para que éstas recobraran su salud. Sin embargo, Pétrus no justificaría su renombre si no fuera admirablemente administrado y si la vinificación no estuviera garantizada por una gran profesionalidad.
Bajo la dirección apasionada de Christian Moueix, y del brillante enólogo Jean-Claude Berrouet, el Pétrus es objeto de múltiples atenciones. Durante las vendimias, los racimos se cosechan después del mediodía, cuando el rocío de la mañana se ha evaporado, para evitar toda posible disolución de la calidad. Después de que la fermentación haya tenido lugar, se efectúa una estricta selección de las mejores partidas, las que compondrán el Petrus. Del mismo modo que los Grands Crus del Médoc, el envejecimiento se efectuara en barricas nuevas de roble.
Existe una gran cantidad de cosechas fabulosas de Pétrus, que han llevado sin ninguna duda, el precio a sumas vertiginosas, los 1945, 1948, 1950, 1952, 1959, 1961, 1964, 1967, 1971, 1975, 1982, 1985, 1989 y 1995 forman parte de los vinos más fantásticos que yo jamás haya bebido.
La decisión del propietario de filtrar el Pétrus a partir de 1976 va en contra de su imagen de vino sin compromiso. Si bien el Pétrus puede ser impresionante, la idea que uno pueda tener de beberlo pronto, porque está elaborado con cerca del 100 % de Merlot, es falsa, la mayoría de las añadas de Pétrus necesitan al menos de 12 a 15 años para alcanzar su apogeo.
Una producción limitada de unas 3,500 cajas de 12 unidades, obtenidas de sus 11.5 hectáreas, unido a la elevada demanda, hace de él un vino muy buscado.
El extremado cuidado del viñedo, unido a una vinificación prácticamente perfecta, cuidada en los más mínimos detalles, hacen de Pétrus uno de los grandes vinos del mundo.
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