Al monje Pierre Pérignon le tocaba la tarea de la clasificación de vinos en el sótano de la abadía y por error en la clasificación de los toneles mezcló vinos de distintos tiempos de añejamiento. El resultado del error fue ésta burbujeante bebida tan relacionada a los brindis, a los festejos y a la buena mesa.
Champagne queda a 150 kilómetros de París y cerca, muy cerca de los buenos recuerdos de la mayoría de nosotros.
Nada mejor que embriagarse con las burbujas de la felicidad y cuando éstas vienen de una de las mejores bebidas del mundo, el placer es casi indescriptible.
El champagne tiene esa característica, de alegrar el espíritu y deleitar cada célula de nuestro cuerpo y entre las mejores bebidas de este tipo se encuentra la mundialmente conocida Dom Pérignon.
Esta delicia tiene algo que el poeta T. S. Eliot hubiera definido como "lo contemporáneo del pasado'. Posee además ese 'je ne sais quoi' (no sé qué) que otras bebidas no tienen. Es como una expresión alusiva de Eros, que hace que la gente se enamore del champagne y a veces de quien con ellos cumple este ritual.
Dom Pérignon es alegría pura, mucha euforia y buena vibra, un momento privilegiado semejante al que se vive en la plena juventud.
¿De dónde viene?
Dom Pérignon es una marca de champagne producida por Moët et Chandon. Recibió el nombre de Dom Pérignon en honor a Pierre Pérignon, un monje benedictino, quien supuestamente fue el descubridor de la forma de creación de los vinos espumosos.
Hasta que Pérignon apareció, el vino era nombrado según su lugar de origen: "vino de Champagne", "vino de la montaña", "vino del río", "vino de Sillery", y así de dónde 'naciera' este elixir.
El vino de Hautvillers (región francesa de Champagne-Ardenne ) también gustaba mucho, sin embargo, la gente quería saber quién lo hacía. Así que a partir de ahí también se habló del "vino de Pérignon" o del vino del “Padre Pérignon". Y fue así que el vino Dom Pérignon nació.
En ese momento nadie lo notó, pero fue una gran revolución. Sin ninguna intención determinada, el monje le dio el nombre a la bebida que había creado y quizá no se imaginó el impacto que tendría a partir de ese momento hasta nuestros días.
Y por vez primera -al menos la primera vez con una consecuencia tan duradera- el creador de este vino perdió el anonimato y su talento fue altamente celebrado.
El mejor vino del mundo
"Señor, le he dado 26 botellas del mejor vino del mundo", escribió Dom Pérignon el 29 de septiembre de 1694 a un cliente de Epernay, quien había ordenado vino de Abbey de Hautvillers.
Haber dicho "el mejor vino del mundo" fue una declaración un tanto atrevida, pero ubicó la ambición y el perfeccionismo que Dom Pérignon siempre había demostrado. Su éxito fue coronado por la gloria. Esa fue siempre su ambición... y lo sigue siendo.
La visión de Dom Pérignon nunca fue mejor expresada como lo fue en 1694, cuando la cava del Padre Pérignon en Abbey de Hautvillers, en Champagne, comenzó su ambicioso objetivo: la creación del mejor vino del mundo.
Richard Geoffroy y su Manifesto
Muchos años después, en 2009, su lejano sucesor, Richard Geoffroy, jefe de la cava de Dom Pérignon, escribió el Manifesto. Éste está compuesto por 10 concisos y artículos cuidadosamente formulados, y es la más grande expresión contemporánea de lo que Dom Pérignon ha sido y es hoy: la búsqueda de un ideal simple pero sólido, el 'assemblage' perfecto, la creación del estilo de Dom Pérignon y terminar con un largo envejecimiento, un conjunto que hace a Dom Pérignon una bebida llamativa e intrigante.
En la mesa de los grandes
Dom Pérignon es una bebida como ninguna. Desde el principio siempre fue la elegida para celebrar en las más prestigiosas fiestas.
El vino del Padre Pérignon ya era consumido en Versailles en la época de Luis XIV.
En 1961, la cosecha de 1949 estuvo en el menú de la cena que se ofreció en la embajada de Estados Unidos de París para Charles de Gaulle y John F. Kennedy durante una visita oficial del presidente estadounidense a la capital francesa.
En 1981 fue la elegida para la boda del príncipe Carlos con Lady Diana. La cosecha de 1961 fue servida ese recordado 29 de julio con una insignia especial para la ceremonia.
Tampoco hay que olvidar las suntuosas festividades celebradas en Persépolis en 1971 para celebrar el 2,500 aniversario de la fundación del Imperio de Persia a cargo de Ciro el Grande.
Dom Pérignon Rosé cosecha 1959 fue servida por primera vez para un grupo de destacados invitados de todo el mundo para un espectacular evento. Debido a la escasez y calidad, esta cosecha nunca estuvo disponible en el mercado, sino solamente en la legendaria subasta que se llevó a cabo en Nueva York en 2008, en donde dos botellas fueron vendidas por 84,700 dólares.
Alrededor de 5 millones de botellas se producen en cada cosecha. Este champagne es 55% Chardonnay y 45% Pinot Noir.
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