“Un sommelier es un vendedor de placer”, me dijo un amigo hace unos días en una comida. Y tiene razón: mesa por mesa, ofrece uno de los elixires más potentes y hedonistas que se pueden disfrutar en público como es el vino.
El vino es placer y el placer se presenta íntimamente asociado a nuestra naturaleza. El propio Aristóteles afirmaba que el hombre está hecho de tal manera que lo agradable le parece bueno, y lo penoso le parece malo.
Placer en griego se dice ‘hedoné’ y de ahí viene la palabra hedonista.. buscador de placer.
Beber vino es un placer y como en todos los placeres, cuando uno más sabe, más goza.
Incluso quien haya tenido acceso, aunque sea de manera iniciática a la cultura del vino puede establecer claramente la diferencia entre la degustación y la mera ingestión de este combustible líquido.
Quien aprende a disfrutar del vino y sus matices aprende también a establecer los límites de ese placer y las circunstancias que lo propician.
El saber beber es una forma de educación que algunos logran elevar hasta el refinamiento para su mayor goce y disfrute.
Y también como todo placer…si quiere saber de vinos el primer paso es perderle el miedo.‘Gozar del vino’ no es complicado, ni exclusivo, ni para iluminados.
Todos pueden convertirse en ‘amantes del vino’ y no sentir que están cometiendo infidelidad.
La mejor forma de aprender sobre los vinos no es tanto "educarse" sino desarrollar el sentido del disfrute por el vino. ¿Un par de tips?
Encuentre una buena tienda de vinos. ¿Cómo sabré que una tienda es buena? La que cuenta con empleados enamorados del vino. La que hace sus propios comentarios sobre los vinos, no la que pone las notas o comentarios que otros hacen sobre los vinos.
Pida al encargado de la misma que lo ayude a elegir una caja variada de 12 botellas de vino que encajen en su presupuesto.
Abra alguna de esas botellas cenando cualquier noche. Anote el nombre del vino, la cosecha, con qué comida lo está bebiendo y lo que le gusta (o no) de ese vino.
Cuando termine la caja vuelva a la tienda con tus notas y pidale al mismo empleado que le arme otra caja variada basandose en los vinos que le gustaron.
Mis recomendaciones de hoy:
Beronia: Fundada en el Año de 1973, pertenece al grupo González Byass desde 1982. Bodegas Beronia está ubicada en Ollauri, en Rioja Alta. El nombre de esta bodega enlaza con la historia de las tierras sobre las que se asienta. En el siglo III a.C. la zona conocida hoy como La Rioja, estaba habitada por los berones, pueblo guerrero celta, cuyos primeros poblados demarcaron los límites de la región riojana.
Beronia Rioja 100% Graciano, a la vista color granate oscuro con reflejos violetas, aromas complejos, floral, de chocolate, menta y especies. Suave en el paladar con notas de minerales. Un vino expresivo para descubrir nuevas sensaciones.
Beronia Rioja 100% Mazuelo, a la vista rojo picota granate con tonos ocres suaves. Cubierto, limpio y brillante, sensaciones florales junto con vainilla y compota de mora. Hay tonos balsámicos, cuero, especias y frutos secos con pasas. Su paladar es muy estructurado con sensaciones fuertes aglomeradas en un principio. Tabaco, vainilla, cueros, leñoso. Es un vino tánico, largo, con sensación ácida.
Oporto Burmester: Todo empezó en 1739, cuando Henry Burmester y John Nash fundaron en Londres la Burmester & Nash, dedicada al comercio de cereales. El nombre de familia es oriundo de la pequeña ciudad de Moelln, en el norte de Alemania, derivando el título “Burgomestre” que significa jefe de municipio. A finales del siglo XVIII, la sociedad es deshecha y Henry Burmester, hijo constituyó con sus dos hijos, Frederick y Edgard, una compañía de Vino de Oporto la H. Burmester & Sons.
El Burmester Ruby, envejece en barricas de roble y cubas inoxidables. De color rojo rubí, este vino presenta aromas frutales y jóvenes. En boca, es un vino suave, redondo y armonioso. Ideal para acompañar frutos, helados y quesos.
Emina D.O. Ribera del Duero: A la vista muy cubierto de capa, con un exuberante color rojo. En nariz es profundo y franco dominando aromas primarios de fruta roja madura, entre tenues lácteos y aromas terciarios de tostados, vainilla y regaliz. En boca es estructurado y redondo, con un buen esqueleto de taninos y una agradable sensación de fruta madura en perfecta armonía con una madera limpia y un largo final de boca.
Así, bebiendo y hablando sobre vino es como se aprende. Sí, ni más ni menos que como cualquier otro placer.
Recuerdo un cartel en un wine bar en Estados Unidos que resume sabiamente lo que es el placer de beber vinos: "Aquí no esperamos una ocasión especial para beber un vino especial. Beber el vino es la ocasión especial".
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